11/1/08

Diario de la grabación de un disco. Parte I

Debí arrancar esto desde el primer momento, pero ya estoy grabando guitarras y voces. Así que comenzaré con lo recorrido hasta aquí.

Antes una aclaración: este no será un diario técnico de cómo grabar un disco. Al fin de cuenta, ¿a quién puede importarle mi lucha con compresores, compuertas, equalizadores, delays y efectos de reverberancia? ¿Es realmente interesante qué micrófono usé para grabar el redoblante? Quizás, pero no para mí. O mejor dicho, hoy no me interesa hablar sobre eso. Me interesa simplemente contar la creación desde lo humano.

El disco tiene dos partes. Una blanca y una negra. La primera tiene que ver con que empecé a escribir cuentos, y las canciones en el disco y los cuentos en el librito se comunican.

La segunda, tiene que ver con el desamor. Es una pequeña historia que parte de la separación de una persona, y el proceso que vive tratando de alejarse de ese amor, el pesimismo que le invade, sus deseos de arreglarse y de no arreglarse, sus miedo a reinsertarse en el "mercado" del amor, las pocas ganas de conocer una nueva suegra, nuevos cuñados, de caer simpático, etc. Dudas, inseguridades, miedos. Grandes dosis de cada una de esas drogas.
Esta parte arranca con una obra llamada "La muerte de Aase", del compositor noruego Edvard Grieg (1843 - 1907) que es para cuarteto de cuerdas y contrabajo, y que irrespetuosamente estoy grabando reemplazando los instrumentos por mi voz. Serán en total 20 voces. La canción es muy triste, y siempre bromeé con que es la música que quiero para mi velorio, para asegurarme de que la gente llore. Ante la muerte del amor, va esta composición. Por otra parte, siempre me han divertido estas piruetas "mercuryanas" de las sobregrabaciones.
Un problema: la obra estaba quedando oscura y siempre me ha gustado que el mensaje sea positivo. Pero afortunadamente cuando uno se separa, se vuelve enamoradizo. Y en el camino conocí algunas chicas de las que podría haberme enamorado. Corrijo: de las que cualquiera podría haberse enamorado. Fueron relaciones que no terminaron en nada, pero la mirada y la sonrisa de una de ellas sirvieron para cerrar con felicidad la última estrofa del último tema, que habla de cómo las relaciones comienzan con gran esplendor, se van extinguiendo, mueren, y dan nacimiento a nuevos amores. Se llama "El círculo de la vida, el círculo del amor":

Y quién hubiera dicho, hoy vuelvo a enamorarme
Al verme en su mirada, al verla sonreir
La muerte trae la vida, la vida muerte trae
Hoy me toca el blanco, mañana será el Yang



El disco vuelve a hablar de blanco y negro, de Yin y Yang. Hablaremos más de eso en la próxima entrega.

No hay comentarios: